Cuando hablamos de sexualidad, lo habitual es unirlo rápidamente con la salud. Al igual que cuando hablamos de Educación Sexual, en lo que pensamos es en enseñar a poner condones con plátanos, infecciones de transmisión genital, prevención de embarazos y que nos expliquen qué es la regla.
Todo esto lo unimos bajo el vaguísimo concepto que de la “salud sexual”, cuando lo sexual, en principio, no tiene que ver con la salud. O por lo menos no más que tener ojos con Multiopticas.
“Sexual” significa “de los sexos” y ya sabemos – porque lo hemos visto aquí, aquí, aquí o aquí – que sexo, desde nuestro paradigma, no tiene que ver ni con genitales ni con lo que se hace con ellos, que es por donde van los tiros en el primer párrafo. Además, al hablar de sexualidad, hablamos de las experiencias propias de cada individuo, no de un abstracto de experiencias sociales colectivas.
Muchas veces se nos olvida que, para tener una salud sexual o una sexualidad saludable, no hace falta hablar de riesgos. En palabras de Joserra Landa: “Educar es promover lo bueno y prevenir es evitar lo malo. Promoviendo lo bueno, mucho o poco, puede evitarse lo malo; pero previniendo lo malo, incluso cuando hay éxito, no se promueve lo bueno”. Cuanta razón y sabiduría en unas pocas palabras.
Educación Sexual y Salud Sexual no tienen que utilizarse para hablar de miedos, de follar con cuidado, de fornicación sanitaria. Va mucho más allá. Por eso cuando a mí me preguntan por salud sexual, hablo de Salud Sexual, en mis propios términos. Más allá de los condones y las I.T.G. (prevenir), hemos de cultivar otras cosas productivas (promover) y, por ende, saludables. Focalizar en el “sí” y no en el “no”. Insistir en las cosas buenas y no necesariamente en las malas, y esto le seguirá.
Promovamos el buen trato, las relaciones desde el deseo, la interpretación de los signos que nos envían el otro, las relaciones saludables, el buen uso de redes sociales, el cultivo de la autoestima, la desmitificación del porno y un amor alejado del romanticismo, donde nadie nos venga a salvar.
Entonces, estaremos promoviendo Salud Sexual: una convivencia entre los sexos que sea saludable. Todo lo demás será salud genital, educación menstrual o prevención de I.T.G.s, no Educación Sexual.
“A veces al hablar de sexualidad nos vamos directamente a la profilaxis y los riesgos, cuando esto, pese a ser (muy) importante, no es lo primordial. Lo primordial es pasárselo bien y disfrutar.
Cuando hablamos de salud sexual, pensamos en protección de Infecciones de Transmisión Genital, higiene, prevención de embarazos… Pocas veces se nos viene a la mente lo saludable que es tener una buena relación con tu cuerpo, cultivar la autoestima, cuidar la relación con tu pareja. Eso también es salud sexual.
El uso del preservativo como método anticonceptivo de referencia ha bajado y es algo que hay que trabajar (es el único que nos protege de las ITG), pero también se habla poco de la gestión emocional y del deseo.
Asistimos diariamente a fenómenos como el ghosting, que indican una falta de educación sexual gravísima. Las redes sociales y el mundo digital han cambiado la manera de relacionarnos de unos años hacia aquí haciendo evidente que hay un problema muy importante de comunicación y responsabilidad en las relaciones.
En ese sentido también se está muy falto de salud e higiene.”
Cuéntame ¿cuidas de tu salud sexual?
Una publicación de 💊🧴🍎 María José Cachafeiro (@laboticadetete) el 24 Sep, 2020 a la