La terapia sexológica es una de las tres vertientes fundamentales de la sexología: educación sexual, asesoramiento sexológico y terapia. Por supuesto que hay más, como la investigación, la formación de profesionales, etc., pero digamos que los principales son estos tres.
En la terapia, de manera individual, se intentan poner remedio a dificultades que tienen los sujetos sexuados. Estas pueden ir desde problemas tan clásicos como el “no se me levanta”, “no tengo orgasmos”, dolor durante las relaciones… Es decir, dificultades más relacionadas con el coito. Pero también dificultades de la pareja (comunicación, rupturas, infidelidades…), deseo (falta de este, orientación, dudas), identidad sexual o peculiaridades eróticas.
Mucha gente curiosa me pregunta qué hacemos en terapia. En terapia, la persona cuenta al profesional qué es lo que le supone un conflicto, y el profesional intenta ayudar en la medida de lo posible. Supongo que como en todas las ramas. Al igual que ir al psicólogo no es sinónimo de locura y no es algo que debería ser estigmático, ir al terapia sexológica tampoco es sinónimo de nada malo.
Hay mucha gente que ve el ir a terapia (sobre todo a terapia de pareja) como algo fallido en la relación. Como un fracaso personal. Pero las relaciones no van de méritos o fracasos, van de si funcionan y nos encajan o no. El hecho de tomar la decisión de buscar ayuda para mejorar vuestra relación no es nada más que eso: buscar alguien que os ayude para que funcione y encaje mejor.
Ir a terapia no significa ni que la relación sea mejor ni peor, solo significa que se pasa por un momento de dificultad. No es algo de lo que uno se tenga que avergonzar, ni significa que la pareja se menos que otras. Al contrario, dar el paso si es necesario es algo positivo. Se está dispuesto a poner por delante la relación e invertir en ella, buscando una alternativa, cosa que no todo el mundo puede decir.
Los profesionales de la sexología estamos aquí para ayudar, de manera individual o en pareja. ¡Haced uso de nosotros!