Mayo, mes de la masturbación, sí. Pero hoy no voy a hablar de masturbación, o no exactamente. Voy a hablar de la no masturbación.
Hemos pasado de una sociedad restrictiva (ya sean restricciones legales, restricciones sociales o restricciones morales) a una sociedad “libre”, pero esto de libre va entrecomillado porque tiene un doble filo bastante interesante. Hemos pasado del no deber, al deber, y tan perjudicial es lo uno como lo otro.
En el caso de la masturbación, hemos pasado del extremo de considerar la masturbación (y todo lo relacionado con la erótica y la hedonia en general) como algo sucio, malo, algo que te va a dejar bruta, ciega, sordomuda, torpe, plasta y testaruda, a algo que es casi una obligación. Es decir, hemos pasado de criminalizar o patologizar que alguien se masturbe, a hacerlo cuando alguien no lo hace.
Partamos de una base muy clara: nadie es mejor, ni peor, por masturbarse o no. Quien dice masturbación, dice cualquier otra práctica. Aquí cada uno en su casa y Dios en la de todos. Hakuna Matata, ya lo cantaban Timón y Pumba en El Rey León en 1994 nada más y nada menos: vive y deja vivir.

Antes, lo primero que se te venía a la mente cuando alguien decía que se masturbaba era “depravado”, como poco. Luego se “normalizó” que los hombres se masturbasen. Ahora lo primero que se le viene a mucha gente a la cabeza cuando alguien dice que no se masturba es que está mintiendo o que, de ser cierto, es que no está lo suficientemente liberada (y hablo en femenino porque la cosa suele ir por ahí).
Antes te soltaban una retahíla de motivos por los que masturbarte era malo (bruta, ciega, sordomuda y encima Dios matará un gatito) y ahora, por el contrario, te enumeran todos los motivos por los que deberías hacerlo: es bueno para la salud, es bueno para la piel, es bueno para liberar tensión, te empodera, te libera, te conoces, follarás mejor… Vamos, solo queda añadir que, si te masturbas, automáticamente te toca la bonoloto o que por frotarte el clítoris saldrá el genio de Aladdin, cual lámpara.
Es cierto que la masturbación tiene muchas cosas beneficiosas, es cierto que te conoces mejor y tal vez sabrás mejor lo que te gusta y lo que no. Pero eso no significa que tengas que hacerlo a presión o por obligación. Es tan sencillo como que si quieres hacerlo, lo hagas, y si no, no.
Es lo que los sexólogos llamamos una “visión de cultivo”. No debemos obligar a nadie a hacer algo que no quiere ni al contrario.
Enlaces de interés
Hace tiempo escribí un artículo para WeLoverSize hablando sobre esta misma idea y el boom de los succionadores de clítoris. Aquí lo dejo.