Ocurre una cosa que aplica a lo de la dimisión de Adriana Lastra, a lo de los dolores menstruales e incluso explica que Freud considerase a las mujeres «deseantes de tener un pito». Esto es el considerar que las mujeres son «hombres sin pene», y mezclar la sexuación con la igualdad y el feminismo.
Sé que puede resultar un poco confuso. Recapitulemos.
Cuando hablamos de igualdad, hablamos de que hombres y mujeres deben ser iguales. Pero cuando hablamos de igualdad en estos términos hablamos de tener igualdad de oportunidades, no de que realmente seamos iguales. Toda la vida se ha considerado a las mujeres y sus cuerpos como hombres sin pene, con regla y emociones. Punto. El referente siempre ha sido masculino. Somos iguales en tanto a qué parecido con los hombres tenemos. Pero esto, obviamente, no es exactamente hablar de igualdad.
Es cierto que nos parecemos mucho más de lo que creemos, pero no, las mujeres no somos «hombres que menstrúan», y los hombres que menstruan quedan olvidados por la transfobia. Tenemos nuestras propias características, a veces masculinas y a veces femeninas (es decir, intersexuadas). Es más, hay mujeres que no menstrúan y mujeres con pene que siguen siendo mujeres).
La base es hablar de esas características. El referente ha sido masculino, en tanto a que las características que se han tenido en cuenta han sido siempre las masculinas. Esta creencia nos acarrea problemas en todos los ámbitos, desde la medicina a la sociedad. En el caso de la medicina, casi todos los estudios fisiológicos (incluyendo los de las vacunas del covid de estos últimos años) han obviado características y caracteres femeninos. Y a las mujeres se les infradiagnostica muchísimas enfermedades debido a eso: solo se considera a las mujeres sujetos en tanto a sus características iguales a las de los hombres, y las demás se las obvia, porque el referente es y siempre ha sido masculino, incluso en 2022.
Socialmente, podemos hablar también de las menstruaciones dolorosas. El argumentario de que si los hombres (o los cuerpos masculinos) menstruasen una vez al mes, habría bajas obligatorias y sin ninguna cuestión. Lo mismo con los abortos, embarazos y demás familia. Y es cierto, seguramente no se cuestionaría absolutamente nada de lo dicho anteriormente. Pero es que si queremos igualdad de oportunidades y derechos, que es de lo que va este tema del feminismo, lo que tenemos que hacer es tener en cuenta precisamente esas diferencias que nos hacen sexuados y aprender que esas diferencias, que son maravillosas, nos unen, no nos alejan.
Escribo este texto como sexóloga, mujer, transincluyente y feminista. Si todas las personas que cuestionan las bajas por menstruación, las interrupciones del embarazo o las bajas por maternidad (entre tantas otras cosas) entendiesen esto tan simple y tan básico, que el feminismo va de oportunidades y que debe tener en cuenta las diferencias sexuadas para que no nos alejen ni nos resten oportunidades o derechos (que es lo que lleva ocurriendo toda la vida), el mundo sería un lugar mucho mejor para vivir.