Hay mucha gente que, al hablar de orgasmos, los clasifica en dos tipos: el orgasmo vaginal y el orgasmo clitoriano o clitoridiano.
Antes de meternos de lleno, vamos a aclarar cosas. El orgasmo NO ES el fin último del encuentro erótico. El encuentro puede darse de muchas maneras, no todas penetrativas y no todas acabando en orgasmo, siendo todas muy placenteras y enriquecedoras. Aclarado esto, prosigamos.
La clasificación en vaginal o clitoriano viene, nada más y nada menos que del mismísimo Freud, que consideraba ya en la primera década del siglo XX, en un intento de buscar una funcionalidad al clítoris, que la mujer madura debía tener orgasmos vaginales, mientras que la mujer inmadura los tenía clitorianos.
Freud quería, en definitiva, buscar una función que tuviese como explicación la unión entre vagina y pene, el coito. Y como la mayoría de sus teorías, cogió con pinzas algo para ajustarlo a lo que él quería. Porque, a ver, si algo sabemos de Freud es la cantidad de teorías y trastornos sin base: envidia de pene, complejo de Edipo, complejo de Electra…
Pero este artículo no es para criticar a Freud, ya le dedicaré uno entero a la crítica y alabanza de lo que sea criticable y alabable de su obra. Aquí estamos para hablar de orgasmos, y para entender el orgasmo y saber si esa clasificación es cierta, tenemos que hacer un recorrido por la anatomía femenina.

Como vemos, el clítoris es una estructura interna, con una gran cantidad de terminaciones nerviosas. Porque eso es el orgasmo, en último término: la máxima expresión del placer al estimular una zona erógena sensible. Pero hay gente que desarrolla mucha sensibilidad en otras zonas o que tiene orgasmos muy intensos sin roce, quedando la clasificación inadecuada…

Reconduzcamos: el clítoris.
El clítoris tiene tanto una parte interna – que si sois aplicados y escucháis las #sexcuriosidades, ya sabreis que tiene el doble de terminaciones nerviosas que el glande el pene – así como otra externa.
¿Por qué la mayoría no tiene o le cuesta mucho tener orgasmos vaginales?
La pregunta del millón tiene respuesta. Lo primero que hay que tener en cuenta es que la entrada de la vagina tiene menos terminaciones nerviosas que el clítoris, y es más sensible en los primeros 2-3 centímetros de profundidad, en el resto tiene muchísimas menos terminaciones nerviosas.
El resto de la respuesta está en el punto G. El punto G no es más que una zona más sensible del primer tercio de la vagina. Algunos lo han asemejado a un botón, pero hay quien dedica su vida entera a buscar el punto G sin éxito, como si fuese el Arca Perdida.

El punto G no es más que una de esas ramas del clitoris interno que rozan con la parte interna de la vagina, creando un «punto» más sensible. Pero ¿todas tenemos punto G? La respuesta sencilla es: no. La respuesta elaborada es que este roce de la zona interna del clítoris se da solo en un 25% de las vaginas.
Conclusión: Si tu vulva no está en ese 25%, es muy improbable que llegues a tener orgasmos exclusivamente vaginales. Por mucho que te metas o estimules. Por tanto, todos esos serían clitorianos. Como ya comenté antes, los orgasmos se pueden alcanzar de muchas maneras. Digamos que no hay orgasmos vaginales o clitorianos… hay orgasmos.
Anatomía Femenina 1 – Freud 0.
Bibliografía y enlaces de interés.
Jannini, E. A., Rubio-Casillas, A., Whipple, B., Buisson, O., Komisaruk, B. R., & Brody, S. (2012). Female orgasm(s): one, two, several. The journal of sexual medicine, 9(4), 956–965. https://doi.org/10.1111/j.1743-6109.2012.02694.x
Kilchevsky, A., Vardi, Y., Lowenstein, L., & Gruenwald, I. (2012). Is the female G-spot truly a distinct anatomic entity?. The journal of sexual medicine, 9(3), 719–726. https://doi.org/10.1111/j.1743-6109.2011.02623.x
El Punto G es el clitoris interno. Pere Estupinya. Blogs El Pais.