Cuando una pareja se acaba, aunque no lo queramos, muchas veces nuestra cabeza nos lleva a tener pensamientos como que ha sido una pérdida de tiempo o a tener una sensación de fracaso.
Esto tiene que ver muchas veces con esa idea social de que no tener pareja o acabar con la pareja que tienes es un fracaso, porque lo socialmente deseable es tener pareja (y todo el paquete casa, hijos, perro, coche…), y si no lo tienes a una determinada edad, sobre todo si eres mujer, se penaliza socialmente.
Pero yo vengo aquí a decirte que la ruptura no es el final, sino que es un nuevo comienzo.
Efectivamente, cuando una pareja se acaba, por el motivo que sea, lo que hacéis es daros la oportunidad de volver a empezar con otra persona que sí encaje con vosotros y os haga felices. Cosa que, bajo ningún concepto, debe considerarse un fracaso sino una gran victoria.
Cada día veo en mi consulta personas que “aguantan” continuar con su pareja actual bajo esa premisa del tiempo perdido, los hijos, no pasarlo mal en la ruptura… En parte porque lo que hay es miedo a no poder sobrellevar esa soledad después de llevar tiempo en pareja, por no pensar que pueda haber otra persona que sea buena para nosotros, en parte por miedo al fracaso…
Cualquier motivo es bueno para querer trabajar y continuar en una relación de pareja que nos hace o nos ha hecho felices si realmente creemos que puede solucionarse lo que ocurre entre nosotros, pero hay otras situaciones en la que lo mejor para ambos será romper esa relación.
Las rupturas no son plato de gusto de nadie. En la inmensa mayoría de los casos serán dolorosas. Incluso en aquellos casos en los que la relación estuviese muy desgastada, lo tuviésemos clarísimo ambas partes o no parasemos de discutir, habrá momentos en los que nos echaremos de menos y se hará cuesta arriba. Pero eso no significa que no sea una buena opción de ser más felices cada uno por su lado.
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